No te dejes engañar por estos Impostores. Foto.

Por alguna extraña razón, el mundo tiende a sentirse atraído por los impostores y sus historias. A través de armas como la picardía, la sapiencia y el estilo, estos personajes logran cautivar tanto a extraños como a conocidos. El efecto que logran sus encantos puede evidenciarse en una enorme cantidad de historias que, generalmente, generan simpatía por sus personajes a pesar de que la estafa está a la orden del día. Pero, más allá de los ejemplos que podamos pesar en el campo de ficción, es válido preguntarse ¿se puede vivir del fraude en la vida real?

Este mes, Investigation Discovery te trae Impostores, la producción que te cuenta cómo diversos embaucadores manipularon a cuantas personas les fue posible sin ningún tipo de culpa ni compasión para cumplir con sus anhelos.

Dinero, poder e influencias: estos son los únicos valores que importan para los protagonistas de estas historias, como es el caso de James Arthur Hog, quien -entre otras estafas-, se hizo pasar con un sobrenombre por un estudiante ejemplar en Princeton, durante 1991. A pesar de haber estado preso en Kansas por falsificación, logró burlar a los miembros de esta prestigiosa institución durante un tiempo hasta que sus planes se vieron truncados…

Mientras aguardamos el estreno de la serie, te invitamos a que conozcas a tres de los más famosos estafadores de la historia.

CHRISTOPHE THIERRY ROCANCOURT, EL ROCKEFELLER FRANCÉS

Oriundo de Francia, a Rocancourt se lo conoce como el Rockefeller francés. Sus primeros pasos en el mundo de las estafas los dio en el país galo, donde falsificó y vendió un certificado de propiedad en 1.4 millones de dólares.

Con mucho dinero en sus bolsillos, viajó hacia Estados Unidos y empezó a codearse con los pesos pesados de Hollywood. El francés afirmaba ser un pariente lejano de los Rockefeller y que estaba interesado en producir películas. Su técnica de estafa consistía en convencer a algún adinerado de que estaba trabajando en un gran proyecto, pero que necesitaba algo de capital extra para hacerlo despegar. Entre las víctimas de sus mentiras están Mickey Rourke, con quien vivió un tiempo, y Jean Claude Van Damme, a quien convenció para que produjera una de sus películas.

Rocancourt estuvo arrestado por fraude en 1998, pero sus estafas se extendieron durante los últimos años. En 2006, declaró haber recaudado más de 40 millones de dólares con sus jugadas espurias. En 2009, desde una prisión en Canadá, declaró: “Nunca robé. Nunca. Mentí, pero nunca robé”… pero no muchos le creyeron.

ALAN CONWAY, EL FALSO KUBRICK

A comienzos de la década de 1990, Stanley Kubrick empezó a frecuentar algunos bares y clubes de Londres. No tenía su clásica barba, tampoco tenía mucha información sobre sus películas…no era el verdadero Kubrick. Quien se estaba haciendo pasar por el afamado director neoyorquino era Alan Conway, un estafador que logró sostener su mentira un buen tiempo, a pesar de no tener parecido físico con el cineasta ni saber mucho sobre The Shining, 2001: A Space Odissey o Dr. Strangelove.
En realidad, no era difícil ser Kubrick: el director tuvo muy pocas apariciones en público desde fines de la década de 1970. Es por esto que, hasta quienes conocían al verdadero, fueron engañados por la simulación de Conway. Frank Rich, un crítico de cine, se dejó llevar por la charada y llegó a pensar en Kubrick era homosexual -Conway sí lo era-.

A pesar de lo fantástico que resulte todo esto, el ‘imitador’ británico de Kubrick era un alcohólico y sus personificaciones no formaban parte de un gran plan, sino que respondían a esa condición. Alan Conway murió en 1998 tras sufrir una descompensación cardíaca.

EL ‘DR.’ FERDINAND DEMARA

Muchos eligen hacerse pasar por otras personas, pero están los que optan por tomar trabajos aunque no sepan cómo hacerlos. Este fue el caso de Ferdinand Demara.

Durante su juventud, se desempeñó como soldado en el ejército estadounidense. No estaba contento con el rumbo que estaba tomando su vida, así que fingió su muerte en 1942 y cambió su nombre por el de Robert French. Demara (French para quienes lo conocieron en ese entonces) trabajó como profesor de psicología en la Universidad de Pennsylvania sin saber mucho al respecto. Cambió de trabajo y de nombres en reiteradas oportunidades, hasta que fue desenmascarado y enviado a prisión –no por sus personificaciones, sino por haber desertado de ejército-.

Con la Guerra de Corea copando los titulares cuando salió de la cárcel, Demara asumió el nombre de un amigo cirujano -Joseph Cyr- y se embarcó hacia aquellas tierras a bordo de un destructor canadiense. Resultó ser el único ‘cirujano’ en la nave y realizó más de 16 operaciones complicadas sin ningún tipo de entrenamiento. No sabemos si fue por suerte o por astucia, pero todos esos pacientes se recuperaron. Más tarde, Demara contaría en su autobiografía que solía leer un libro sobre cirugía para prepararse antes de sus operaciones.

Ahora ya sabes que debes estar atento: los impostores pueden asumir cualquier forma. No te pierdas el estreno de Impostores para conocer más historias de astucia y traiciones, el domingo 22 de junio a las 8PM.

¿Conocías estos casos de impostores famosos?