No soy psiquiatra así que me cuesta mucho trabajo imaginar qué tipode demencia es la que padece este señor cuarentón sin oficio ni beneficio, este tipejo capaz de lastimar y hablar mal de su propio hijo, de abandonarlo por la urgencia de echarse al plato a una mujer vulgar de la colonia Morelos.
Sólo sé que entre una de sus muchas manifestaciones está la absurda fijación pueril por todo lo extranjero. Pero no es una simple fijación, es otra de sus fallas psicológicas que ha llegado al grado de demencia, ya que se inventó que era de nacionalidad inglesa. ¿Por qué escogió esa nacionalidad? Ni idea, supongo que porque sabe inglés y se siente poca cosa y fingiendo que es inglés y al ver que sí le creimos la bola de mensos que le creimos (que fuimos muchos), se quedó estacionado en esa nacionalidad. Aunque como di a conocer en otro post, también presume ser sueco... vaya con este sr. trastornado!
Conforme he ido escribiendo entradas e información sobre este señor mequetrefe, he ido recordando más y más datos sobre él. Es increible cómo el cerebro puede almacenar tanta información chatarra.
Entre esas cosas estoy recordando precisamente lo que menciona el título de la presente entrada, que este señor hablaba de Argentina casi como si fuera su segundo hogar, porque el primero, el que lo vio nacer y crecer, fue Inglaterra, pero en su mente disfuncional y trastornada, claro está.
Tomaba mate diariamente e inclusive lo llevaba a su trabajo en una bolsita de plástico de las que dan en el súper.
Este señor tiene un departamento en Argentina, el cual según lo que me relató, compró durante la crisis económica del 2007 y por lo tanto no le costó mucho. Él me contó que lo había adquirido con el dinero de un departamento que tenía en Zapopan y que vendió para irse a vivir a Buenos Aires. Esto puede ser verdad, lo cuestionable es de dònde sacó el dinero para comprar ese primer departamento de Zapopan, ya que las versiones solamente hablan de que fue con financiamiento de otra persona y que jamàs lo pagó. Versiones de personas cercanas a èl, claro, porque èl por elcontrario me echaba siempre en cara que a mi edad ya tenía un departamento y que yo no tenía nada... pues qué tanto relajo? voy a pedirle a mi novio un "prestamito", compro mi depa, nunca le pago y luego le restriego en la cara a los demás lo "exitosa que soy".
El caso es que vivió en Argentina, con una de sus esposas. Luego su esposa le dio una patada y lo dejó por un hombre mejor (hablando del señor Federico, CUALQUIERA es mejor,sólo por arribita de un cholo, rayando en casi lo mismo). Él se vino a México y dejó alquilado su departamento allá así que cuando lo conocì me presumía que vivía holgadamente ya que con el dinero que le mandaban sus inquilinos pagaba la renta de su departamento en Guadalajara, un cuarto de azotea del cual he puesto varias fotografías aquí en mi blog, incluyendo las de la señora ruiz construyendo rampas, las cuales pueden observar aquí mismo en diferentes entradas. El panzón tenìa dos trabajos y creanme que podia haber vivido mejor, pero supongo que su tacañez no lo dejaba.
Èl alegaba que tenía una grandísima deuda en su tarjeta de crédito de 6 mil pesos (550 Dlls, aprox) ya que le había prestado dinero a un amigo para su boleto de avión. Aquí en México esta deuda en realidad es ridícula; la mayoría de las personas de clase media deben eso nomás a la fayuquera. De verdad, esa cantidad, 550 Dlls, es una cantidad de risa. Es decir, no es pretexto para vivir como indigente o limosnero. De hecho el señor Tapia me quedò debiendo 22 mil nomàs de la cesàrea, y aparte no ha dado ni un centavo para la manuntenciòn de su hijo. Casualmente eso no le quita el sueño mientras se esconda como rata de alcantarilla y lo solape una sola persona en el mundo: su señora de la colonia morelos. !Ah, no!, corrijo: y sus señores padres de la colonia morelos que no quieren que el amante de su hija, el señor cuarentón loquito que inventa que es inglès, gaste los pesitos con los que pagará la boda con su hija en un bebé que pues, no es de su hija, porque eso es "abusar" de este señor cuarentòn y de su pobre hija inocente que es incapaz de meterse en el departamento de un cuarentòn que espera un hijo con su novia.
Prosiguiendo con el tema, ese préstamo sí se lo pagaron, lo sé de primera mano. Sin embargo ese cuento era uno de sus pretextos cuando yo le cuestionaba por qué vivía de esa manera tan precaria. Porque créanme que no vivia austeramente; yo sé què es vivir de manera austera porque yo vivo de manera austera. Èl vivía de una manera precaria. Sus muebles consistían en unos sillones que si los hubiera dejado en la calle nadie los adopta, una mesa de plastico de pepsi con unas sillas desplegables de pepsi, un refri y una cama individual. Decía que era porque él acababa de llegar de Inglaterra y nunca pensó en quedarse a vivir en Guadalajara porque era ciudadano del mundo; tenía planes de irse a vivir a otro lugar. Era mentira tras mentira para sostener sus ridículas fantasías dementes.
Prosiguiendo con el tema, ese préstamo sí se lo pagaron, lo sé de primera mano. Sin embargo ese cuento era uno de sus pretextos cuando yo le cuestionaba por qué vivía de esa manera tan precaria. Porque créanme que no vivia austeramente; yo sé què es vivir de manera austera porque yo vivo de manera austera. Èl vivía de una manera precaria. Sus muebles consistían en unos sillones que si los hubiera dejado en la calle nadie los adopta, una mesa de plastico de pepsi con unas sillas desplegables de pepsi, un refri y una cama individual. Decía que era porque él acababa de llegar de Inglaterra y nunca pensó en quedarse a vivir en Guadalajara porque era ciudadano del mundo; tenía planes de irse a vivir a otro lugar. Era mentira tras mentira para sostener sus ridículas fantasías dementes.
Bien, èl decía que uno de sus lugares favoritos y al que tal vez regresaría a vivir era Argentina. En una ocasiòn me dijo que sus inquilinos le habían llevado un encargo, y me los mostró: era tè mate, el recipiente donde se toma (supongo que se llama mate también), alfajores, dulces, etc. Estaba todo emocionado y me regaló dulces y su antiguo recipiente junto con el té que ya había caducado. Los eché a la basura apenas lleguè a mi casa. El té lo tiré por obvias razones y el recipiente porque estaba todo oxidado. No creo que ese obsequio hubiera podido siquiera tener un valor sentimental ni para mì, que no soy nada cursi, ni para cualquier mujer por màs cursi que fuera, asì que no me pueden culpar por tirar al instante los "regalos" de un novio tan tacaño.
Continuando con el tema, él decía que culturalmente eran un país superior, me contaba que la gente ahí sí leía, no como en México, que en Buenos Aires había una calle llena de teatros, uno tras otro, como en ningún país de Latinoamérica. Le preguntè que si qué obras había visto mientras estuvo viviendo ahí. Primero se me quedó viendo con su característica cara de menso y despuès de una pausa me contestó que ninguna...
Decía que la gente ahí era verdaderamente hermosa, blanca, delgada, alta, no como en México. Cuando veia pasar una mujer con rasgos sureños (chaparrita, piel oscura, pelo largo, ojos jalados, boca gruesa, etc.) le decía "María" y se reía de ella. Me contaba que quería irse a vivir allà porque allà èl llamaba mucho la atención, que todas las mujeres le decían "chè, tù hablas como Luis Miguel". En fin, que era el "hitazo", el galanazo, el papucho, como presume ser aquí en México gracias a su sangre "inglesa".
También quería este señor panza loca, lacra tercermundista que deja hijos regados, que le pusiera a nuestro hijo Matías, Lucas, y no sé qué tanto otro nombre usual en Argentina, pero no en México. No me agradan los nombres bíblicos así que no le hubiera puesto ninguno de ésos de cualquier forma. Tenía otro nombre destinado para nuestro bebé y todo mundo lo sabía, no solamente el mismo señor cuarentón salta-rampas de nacionalidad apócrifa sino mi familia entera, mis amigos, y los chismosos, que eran muchos. Se iba a llamar Federico.
También quería este señor panza loca, lacra tercermundista que deja hijos regados, que le pusiera a nuestro hijo Matías, Lucas, y no sé qué tanto otro nombre usual en Argentina, pero no en México. No me agradan los nombres bíblicos así que no le hubiera puesto ninguno de ésos de cualquier forma. Tenía otro nombre destinado para nuestro bebé y todo mundo lo sabía, no solamente el mismo señor cuarentón salta-rampas de nacionalidad apócrifa sino mi familia entera, mis amigos, y los chismosos, que eran muchos. Se iba a llamar Federico.
Este señor tan desquiciado que inventa ser inglés, acompañaba sus alimentos diariamente con tortilla, como yo, como casi el 100% de los mexicanos. Yo le preguntè una vez el porqué de este detalle tan curioso, imaginando en mi ignorancia sobre las costumbres de Inglaterra que en dicho país debe ser lo ùltimo que puedes encontrar en un sùper. Sinceramente no recuerdo qué me contestó, pero supongo que otra mensada, tal vez que en los dos años que tenía viviendo aquí le había tomado el gusto, algo por el estilo.
En una ocasión me dijo que iría a visitar a sus padres para darles la noticia de que iba a ser papà. Me dijo que querìa ir solo porque "era una noticia muy fuerte" ya que su mamà pensaba que èl nunca iba a ser papà. Asì que fue y al otro dìa tenìa en su casa un pastel de carne, que la verdad no recuerdo el nombre pero me dijo que era un pastel inglès que le habìa preparado a su mamà. Se me hizo muy raro porque imaginè que deberìa ser al revès, que la mamà es la cocinera inglesa y que debe consentir a su hijo con los platillos de su pais natal. Me dijo que a su mamà nunca le habìa gustado cocinar y que èl desde chiquito se preparaba su propia comida o no comìa, por lo tanto aprendiò a la fuerza.
Ya sè cuàl era el nombre del pastel: Shepherd's pie. Obviamente sacò la receta de internet, encuentras como mil millones en google. ¡Cuánta fantasia demencial puede caber en el pequeño cerebrito de este señor!
Ya sè cuàl era el nombre del pastel: Shepherd's pie. Obviamente sacò la receta de internet, encuentras como mil millones en google. ¡Cuánta fantasia demencial puede caber en el pequeño cerebrito de este señor!
El caso es que de este señor yo jamàs supe nada, absolutamente nada, sòlo una sarta de mentiras, hasta que su familia y exparejas me contaron la verdad de lo que es esta piltrafa humana. No sé si debo sentir lástima por èl, como todos los demás. La verdad a veces sí me da muchísima, pero en otras siento que es demasiado el daño que le ha hecho a mi hijo y es cuando me siento obligada a dar a conocer la actitud y mente retorcida de este cuarentòn desobligado, quien tiene un hijo biològico que ninguna culpa tiene de sus calenturas, de su demencia, de que se afrente de ser mexicano, de su tacañez, ni de ninguno de sus problemas personales.